MEDITACIONES

de     P. F.

El libro de Rut: Recogiendo en los campos de gracia


Léase por favor Rut 2


“Tenía Noemí un pariente de su marido, hombre rico de la familia de Elimelec, el cual se llamaba Booz.”

Así somos introducidos al hombre que representa por nosotros nuestro Señor Jesucristo. A la vez, vamos a verlo también como un hombre de fe que había sobresalido en tiempos difíciles. Como mencionamos antes, Booz era agricultor en un tiempo que supuestamente era tiempo de hambre, pero era un hombre rico. Mis queridos lectores, déjame decir que hay comida en los campos de Israel, aunque haya supuestamente hambre en la tierra. Quiero decir eso que hay muchas asambleas donde hay muy poco don; no hay, quizás, hermanos instruidos en la palabra con el don de enseñar. Pero por el alma ejercitada, con el deseo de aprender y apreciar las virtudes de Cristo, va a haber comida espiritual a pesar de la falta de don. ¿Dónde están los dones? Pues, principalmente están entre cristianos que se congregan en las denominaciones de cristianismo. Y yo no digo que allí no hay comida; si hay. Pero vuelvo a repetir, no estoy de acuerdo con los que dicen “Me tuve que salir de la asamblea porque no había comida.” Donde hay la libertad del Espíritu de Dios, allí podemos ser alimentados a pesar de la falta de don. No es que no apreciamos dones; son dados por el Señor mismo y no los despreciamos. Pero en estos días de mucha debilidad, vemos que no hay tanto don. Note por favor que Booz era hombre prospero en un tiempo de hambre en la tierra.

Quiero añadir aquí una nota a través de una pregunta que me hizo un hermano. Me preguntó si estaba bien predicar el evangelio de la gracia usando el libro de Rut, pues dije que su interpretación tiene que ver con la restauración de la nación de Israel en un día aun futuro. Mi respuesta es así, claro que sí, la Biblia es un libro amplio y sus aplicaciones al evangelio abundan. Entender la interpretación principal, de Rut como prototipo del remanente de Israel volviendo a su tierra y conociendo a su verdadera Mesías a través del arrepentimiento no limite su aplicación al evangelio a gentiles como nosotros, que hemos disfrutado la gracia abundantemente demostrado, a pesar que éramos “Moabitas”, gentiles sin esperanza cualquiera por la naturaleza. Además, como ya saben, yo tampoco me dedico a una sola enseñanza del libro de Rut.

No vemos a Noemí buscando la bendición en Belén, la casa de pan (quiere decir su nombre.) Ella todavía está envuelta en sus tristezas de la pérdida de su marido y sus hijos, pensando en el pasado y todo lo que había acontecido. En ella vemos las tribulaciones de la nación y lo que van a pasar para llegar al arrepentimiento. “Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito.” Zacarías 12:10 Pero en Rut vemos la mano de Dios guiándolos a conocer al Mesías que han rechazado y traspasado. “Fue, pues, y llegando, espigó en el campo en pos de los segadores; y aconteció que aquella parte del campo era de Booz, el cual era de la familia de Elimelec.” Dice en la versión RV1909 “Fué pues, y llegando, espigó en el campo en pos de los segadores: y aconteció por ventura, que la suerte del campo era de Booz, el cual era de la parentela de Elimelec.” El mundo habla de buena suerte o ventura, y aquí en la Biblia si usa palabras semejantes, pero vemos que fue la mano de Dios que dirigía a Rut justo a este lugar. En la vida del cristiano no hay buena suerte ni mala suerte. Como nos dice en Romanos 8:28 “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” En el mismo capítulo “Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?”

Es bueno ver como Booz obedecía la enseñanza de la palabra de Dios en su negocio. “Cuando segareis la mies de vuestra tierra, no segaréis hasta el último rincón de ella, ni espigarás tu siega; para el pobre y para el extranjero la dejarás.” ¿Era perdedor Booz por dejar los rincones de su tierra para el pobre y la extranjera Rut? No, para nada, Dios le daba la recompensa de su bondad. Notamos con gozo la relación entre Booz y sus trabajadores; “Y he aquí que Booz vino de Belén, y dijo a los segadores: Jehová sea con vosotros. Y ellos respondieron: Jehová te bendiga.” ¿Hay esta relación hoy en día entre los trabajadores y los capitalistas? Pues, a rara vez. Normalmente es una relación de sospecha y desconfianza. El gobierno hace muchas leyes tratando de producir por medio de leyes alguna igualdad o semejanza de igualdad entre los labradores y los dueños del negocio. Otros anhelan el comunismo de Che como la esperanza de igualdad. Pero es imposible que haya tal cosa en este mundo hasta el día cuando hay el reino de Aquel de quien Booz es un prototipo, el Señor Jesucristo.

En este lugar llega la extrajera, la moabita Rut, recogiendo con diligencia la cebada. Era un trabajo difícil, pues tenía que sacar con sus manos los granos de la cebada y se dieron cuenta de su diligencia. “Y está desde por la mañana hasta ahora, sin descansar ni aun por un momento.” Se ve en esta diligencia una buena lección por nosotros de buscar diariamente la palabra de Dios, aunque sea necesario levantarnos un poco más temprano.

Terminamos esta semana con las palabras de gracia que usaba Booz con Rut; “Entonces Booz dijo a Rut: Oye, hija mía, no vayas a espigar a otro campo, ni pases de aquí; y aquí estarás junto a mis criadas. Mira bien el campo que sieguen, y síguelas; porque yo he mandado a los criados que no te molesten. Y cuando tengas sed, ve a las vasijas, y bebe del agua que sacan los criados.” Ella se da cuenta de lo extraordinario era que este hombre rico así le hablaría. “Ella entonces bajando su rostro se inclinó a tierra, y le dijo: ¿Por qué he hallado gracia en tus ojos para que me reconozcas, siendo yo extranjera?” ¿No podemos nosotros decir lo mismo de la gracia de Dios que nos ha sido mostrado? En las palabras de Mefi-boset “¿Quién es tu siervo, para que mires a un perro muerto como yo?” 2 Samuel 9:8 ¡Gloria sea a su nombre que nos ha amado tanto y sin motivo! Como cantamos a veces ¿O, porque tanto me amó?

FELIPE FOURNIER
3 noviembre de 2018